“Las expectativas tienen algo autoritario”

Sikus

El otro día estábamos haciendo una sikuriada. Los sikus tocados en banda se tocan de a dos: uno que tiene seis tubos o cañas, y otro que tiene siete con otras notas. Uno tiene Re, Fa, La, Do, Mi, Sol, Si. El otro tiene Re, Mi, Fa, Sol, La. Para tocar una melodía, entonces, tengo que tocarla con otro. La melodía tiene todas las notas, las va mezclando… Yo toco intercambiando con el otro. Pero esto implica una cosmovisión: yo sin el otro no puedo hacer nada. La banda de sikus que toca en ronda es una conjunción. En ese diálogo está plasmada la necesidad del otro. La banda de sikus toca, canta, y después empieza a caminar en círculos. Es una cosa muy interesante para el que escucha: supera el estéreo. La música se mueve, es una cosa genial. Pensaba también que es como un entrenamiento. Vos en la alta montaña tenés que sobrevivir, vencer una resistencia que tenés. Los pibitos empiezan a tocar desde chiquitos, y al soplar, al tocar, empezás a respirar de otro modo, y después cuando tenés que llevar las ovejas y las llamas, estás entrenado porque una manifestación cultural-musical te entrenó.

Acá tocamos sikus como parte del Encuentro por la Memoria de mi Tierra. Es un proyecto que hacemos entre varias escuelas de distintos distritos y el repertorio que hacemos lo hacemos en conjunto con esas escuelas1porlamemoriademitierra.blogspot.com.ar. Tratamos de que haya una representación de muchas músicas. La dinámica es simple: armamos un repertorio para contar la memoria musical de América, armamos el modo en el que lo vamos a hacer, venimos a trabajarlo con nuestros grupos, y un día nos juntamos a tocarlo con todos los demás que trabajaron lo mismo. Entramos tocando, hacemos una ronda… este año eran como cuatrocientos cincuenta chicos tocando juntos.

– Y pedís un permiso… la Escuela está al tanto…

Es un proyecto que yo presento en la Escuela, todos presentamos el mismo proyecto. Porque hay una cosa que tiene nuestra escuela, la escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires y es que el Diseño Curricular y el modo de estructurarse proviene del ´84, en el advenimiento de la democracia. Y es muy abierto, muy democrático. Por eso les decía antes: es muy difícil que vos hagas algo que quede afuera. Entonces, el respeto a la diversidad cultural está ahí; hacer experiencias musicales, está. La parte de Iniciación musical dice que los chicos tienen que participar de experiencias musicales. Si yo estoy haciendo tocar a los chicos música de toda América, desde una sikuriada hasta una cueca, una música afro-cubana y los llevo a tocar con otros cuatrocientos pibes, los estoy haciendo participar de una experiencia musical. Ahí está el Diseño Curricular. Hacemos los pasos administrativos: hay una planificación, hay una salida del Área, hay autorizaciones. Pero el contenido se resignifica ahí.

– Así como vos contabas que los chicos iban al Centro Cultural porque estaban ustedes que son maestros de la Escuela, ¿acá [a la sala de música] también vienen porque están ustedes?

Sí. Acá pasa algo buenísimo, los chicos vienen a tocar acá. En ese tiempo en el que yo no podía hacer nada acá, un día tuve este anhelo: estaría buenísimo que en los recreos se tocara. Y Cata se dio cuenta de que está pasando. Los pibes vienen acá a tocar. Y de repente están tocando sin que yo esté, en los recreos. Y vienen los demás a escuchar. Tocan, se enseñan, tocan lo que aprendieron en la clase, o tocan otra cosa. Y pasa eso por la apropiación que hacen de la música, porque yo no les impido: “no, esto no lo podés tocar si no estoy yo”, eso es una cosa muy típica entre los maestros de música. Si vos le explicás al pibe cómo tocar y que tiene que cuidar el instrumento, ¿por qué no lo va a entender? Ya estás subestimando, ya no confías en el pibe. Y si lo rompe lo arreglaremos, estamos para eso. El espacio es de ellos en realidad. Ya no importa si yo estoy o no. Y esa dinámica va generando que la música o un modo de hacer musical les pertenezca, no piden permiso a nadie.

El año pasado participamos en la Feria de Mataderos. La Feria invita al Encuentro por la Memoria de mi Tierra, nos juntamos acá en la Escuela por primera vez para ir allá. Fueron poquitos, pero estuvo buenísimo: cuando bajaron del escenario los agarró una pareja del público y los felicitó, les agradeció. Los chicos están maltratados por el barrio y por sus propias familias… y, de repente van a un lugar a hacer lo que hacén acá, es algo muy cotidiano, y bajan y una señora les agradece. Una nena me decía “esa señora me dijo cualquier cosa, me re mintió, me dijo que tocamos bien y tocamos re mal”. Yo le dije “no, tocaron bien, por eso viene a decírtelo, no te va a mentir”. Pero, claro, los chicos están subestimados todo el tiempo. Por eso está buenísimo cuando lo que pasa en la escuela crece tanto que empieza a desbordar la escuela y a su vez ese desborde enriquece al aula.

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Email this to someone

Notas   [ + ]

1 Comment

Comments are closed.