Jugar a ser (pequeños)

6.1

Rápidamente percibimos que la cosa no iba por el lado de seguir todos una misma consigna con uno o dos de nosotros coordinando. La cosa tenía que ser mas del tipo cuerpo a cuerpo, no un cuerpo para oponer a otro, sino un cuerpo para vibrar con otro, para seguir al otro, para resonar con el otro. Entonces, necesitábamos ser varios para ir a la sala. Eso se fue imponiendo como condición nuestra, condición para no hacer las cosas de cualquier modo. No se trataba de una misma actividad para todos los chicos, sino de ampliar las propuestas, intentando seguir a cada chico en su juego. Ellos iban marcando el recorrido, y en el transcurrir, una misma propuesta se diversificaba, dando lugar a múltiples espacios, a una escena que implica otras simultáneas; varios juegos en paralelo, que confluían por momentos, y que a veces eran puestos en relación a través de nuestro relato.

7.

Sandra realiza frecuentemente un quejido que, sin llegar a ser llanto, insiste durante largo rato mientras ella se deja caer progresivamente al piso. Tras varios encuentros en que esto se repite, nos sumamos a su propuesta equivocando el quejido en sonidos distintos, imitando pero matizando (imitando sin burlar, manteniéndonos en ese filo), buscando por toda la sala de dónde proviene, señalando la presencia de un bebé que no sabíamos que estaba. Sandra se ríe y comienza a dirigir sus vocalizaciones, las cuales una y otra vez no entendemos, convocándola a que nos diga qué le sucede. Durante una actividad de dibujo en la que los chicos compartían la mesa, Sandra comienza a “quejarse”. “Acá se viene a jugar no a llorar”, le grita Gastón desde la otra punta.

Tiago desliza con fuerza una tapita de yogurth algo filosa sobre su muñeca. Uno de nosotros, toma otra tapita igual y comienza a hacer lo mismo, preguntándole a que está jugando. Tiago abandona lo que estaba haciendo, balbuceando enojo ante el no entendimiento de su no juego. Inmediatamente después, se trepa a la reja que separa su sala de otra y, mientras uno de los chicos gritá a los enfermeros que Tiago “se quiere escapar”, nosotros le retrucamos que creemos que está jugando al Hombre Araña. Tiago baja desalentado y desconcertado por estos que no entendemos nada de “intentos de suicidio” e “intentos de fuga”…

Nico se mueve sin parar. Entra y sale. Camina, toma la mano de los adultos que encuentra y los arrastra. Inicia actividades que a los pocos minutos abandona. Entra y sale del baño, se moja. Sin armar un circuito va y viene. Agarra a uno de nosotros de la mano y lo lleva tras él sin esperarlo. Quien lo acompaña le señala que se está mareando, que no entiende que hay qué hacer. Nico no se detiene, camina realizando un movimiento con todo su cuerpo, brazos, manos y cabeza. Un enunciado lo hace detener: “Ah! ya entendí… estás bailando”, a lo que se suma la imitación. Los adultos en la sala se ríen de lo exagerado del movimiento. Nico se sorprende y comienza a imitarse a sí mismo pero en el lugar, bailando.

Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Email this to someone

Notas   [ + ]

1.