Jugar a ser (pequeños)

Un escape no es un escape, un golpe no es un golpe, un llanto no es un llanto, según cómo se lo mire –y la mirada es una invitación-. Aquí, una experiencia de la agilidad, la potencia y la fertilidad de la percepción equívoca, realizada en espacios de “diagnóstico” y encierro.
1.

Hagamos de cuenta que son niños. Que juegan, que gustan de objetos para jugar. Llamémoslo “Club de Juegos”1El “Club de juegos” es un dispositivo lúdico clínico que se desarrolló durante los años 2010, 2011 y 2012 en la sala de internación de niños pequeños del hospital psiquiátrico infanto juvenil “Dra. Carolina Tobar García”. Fue coordinado por Andrea Rodríguez y Luciana Grande, con la co-coordinación en diferentes períodos de: Javier Cherniztky, Marcos Hemmingsen, Belén Espínola, Romila Ríos, Agustina Lucambio, Soledad Luque, Mariel Soria Díaz, Valeria Farmetano y pasantes de prácticas profesionales de la Carrera de Psicología de la U.B.A. Una primera versión de este texto fue escrita junto a Andrea Rodríguez, para que puedan afiliarse y ser socios si quieren, cada vez. Hagamos credenciales para que puedan apropiarse. Vayamos y veamos qué pasa. Vayamos y veamos qué nos pasa haciendo que jueguen los “niños pequeños” de la sala de internación psiquiátrica.
Niños que ponen en cuestión nuestros ideales de tratamiento, de dispositivos y también nuestro ideal de niñez. Niños que rompen con los más nobles ideales culturales e institucionales. Menores de doce años rodeados por adultos (padres, tutores, enfermeros, médicos, abogados…) que sancionan sus acciones olvidando lo de “pequeños”: “Conducta antisocial”; “excitación psicomotriz”; “Intento de fuga”; “Apología del delito”; “Intento de suicidio”; “Son delincuentes”; “Me lo hace a propósito”. Qué pasaría si alguien pudiera ver en esas actitudes berrinches, llamados de atención, cuerpos desbordantes de algo que nadie lee, pibes que quieren saltar la reja para irse a su casa o a la calle, pibes que juegan con armas… Qué pasaría.

2.

Durante el primer encuentro, Matías se nos acerca queriendo quitarnos la caja que llevábamos con materiales. Rompe producciones de otros y propias. En el segundo encuentro repite algo de esta escena. Lo sorprendemos cubriéndonos con la tapa de la caja a modo de escudo. Decimos que nos da miedo. Unos a otros nos vamos sumando a esta iniciativa. Matías se ríe. Comienza a insinuar en vez de hacer, buscando nuestra respuesta una y otra vez.

3.

Cómo armar algo de la escena de juego donde lo infantil está expulsado… Con esta interrogación (pura interrogación) como motor, nos dispusimos a instalar el Club en un “barrio” muy particular. Nos dispusimos, en principio, a armar un espacio y abrir un tiempo donde esos pibes fueran mirados como tales por aquellas cosas que hacen infancia; acercándonos desde la más simple concepción de niñez, desde pensar que no puede leerse del mismo modo algo que hace un niño, un joven o un adulto… pensando que un pibe puede estar jugando sin darse cuenta, que lo que hace infancia es que haya algún adulto leyendo eso como distinto al “mundo de los grandes”, alguien que marque una diferencia, pero no una diferencia que distancie, sino una diferencia necesaria para habitar esa supuesta niñez y esa supuesta adultez.

Decidimos que el único requisito para “afiliarse” al Club iba a ser la participación en sí, en el momento en que se enganchen, sin siquiera exigir que participen durante todo el encuentro. Afiliarse vez a vez, momento a momento. El espacio era ofertado cada semana, in situ, en la sala de los “pequeños”, al final de la merienda y con toda la “liturgia” correspondiente: enfermeros, familiares, acompañantes terapéuticos, algún programa sonando estridentemente en la televisión y restos de pan y dulce en las mesas que limpiábamos junto a ellos.

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Notas   [ + ]

1. El “Club de juegos” es un dispositivo lúdico clínico que se desarrolló durante los años 2010, 2011 y 2012 en la sala de internación de niños pequeños del hospital psiquiátrico infanto juvenil “Dra. Carolina Tobar García”. Fue coordinado por Andrea Rodríguez y Luciana Grande, con la co-coordinación en diferentes períodos de: Javier Cherniztky, Marcos Hemmingsen, Belén Espínola, Romila Ríos, Agustina Lucambio, Soledad Luque, Mariel Soria Díaz, Valeria Farmetano y pasantes de prácticas profesionales de la Carrera de Psicología de la U.B.A. Una primera versión de este texto fue escrita junto a Andrea Rodríguez