por Silvia Duschatzky

No es un aluvión, tampoco un huracán. No es un terremoto…ni una guerra. Organismo milimétrico frenó… ¿la matrix?.

No hay un antes y un después… No hay ex nihilo.

Tiempos rotos ¿avisaron y no escuchamos? ¿Azares de la naturaleza? ¿Mutaciones evitables? ¿Gestadas con viento a favor? El arrasamiento de las vidas no empezó en Wuhan.

Covid-19 grita el Rey está desnudo…

¿Qué le hizo la Humanidad al planeta?…no tomemos este atajo. La humanidad no es en abstracto. ¿Qué le hizo a los vivientes una manera de poblar la tierra, una maquinaria trasvestida pero igual?

Palabras con mayúsculas. Caprichos de mundos cerrados. Es necesario hacerse a un lado sin llegar a desaparecer.

No anhelo soportar estoica el encierro, ni desmentir ratitos de calma y tenue alegría en la detención. No celebro desde lejos la avanzada animal en las calles, ni oculto mi rendición ante el coro de pájaros. No me conforma un cielo azul y el alma se ensancha frente al cielo azul. No festejo el silencio y agradezco su compañía… ¿Qué me roba el virus?…No alcanzo a portarle voluntad.

No es el barbijo el peligro… el peligro es un alma amurallada.

No quiero adaptarme a la “distancia social”. Quiero pensar proximidades que combatan distancias hace tiempo inoculadas.

¿Qué nos roba una vida en estado de amenaza, qué nos impide el encierro?.

Ni pensar el después ni enaltecer el ahora. Hacer la experiencia de abrir una hendija.

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Pensamientos sobre “Lo que puede un intruso2 min read

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