Pistas para desempantanarnos

I. Tal vez conviene desconfiar de las formas pedagógicas. Urge pensar en pedagogías no persuasivas ni motivadoras.

II. Las convenciones presentan imposiciones tácitas de un poder.

III. La falta de palabras describe el momento en que una civilización tambalea: ese momento se llama Auschwitz. Ese momento llama a que vuelva a nacer lo nacido.

IV. La escuela funciona, entre otras cosas, como máquina traductora. Si no se puede escapar a esas capturas, tal vez se puedan emprender acciones que mutan.

V. Derrames como brotes o gajos, ternuras que fuerzan separaciones de troncos seguros.

VI. Lo impensado comienza como ruido. Los cuerpos enfurecidos no piensan, urgen a pensar.

VII. Lo otro del manicomio no consiste en la desmanicomialización, sino en el cuestionamiento de la civilización que necesita manicomios.

VIII. Los vocativos llaman sin garantías. Las citas con el porvenir, necesitan más de la espera que de las expectativas y frustraciones de la esperanza.

IX. Simular seguir un conjunto de reglas, jugando siempre con la disposición de abandonarlas por otras que surjan como necesidades del juego.

X. La libertad puede asumir ropajes caprichosos, la igualdad no.

XI. Los que están suelen cargar con reprimendas dirigidas a los que no están. La moral de la presencia pasa lista a coincidencias circunstanciales.

XII. No se trata de una organización enfrentada a otra organización, sino de una organización que combate a muerte por su perpetuidad y organizaciones que se saben provisorias, sin raíces, sin amor por sí mismas.

XIII. Conviene pensar en encantar la clínica desencantada por los modelos profesionales que se aprenden en las universidades. No se trata de volver a derrumbar las murallas de Jericó con trompetas o cantos, sino de avanzar en las porosidades. La clínica se entiende con las humedades.

XIV. Nada “es lo que es”, las cosas suceden como imposiciones que aspiran a confundirse con “el ser”.

XV. Escuela vitral no tanto como vidriera de colores, sino como fosforescencias de lo inaudito.

XVI. No se trata de continuar en el manicomio, sino en encontrar formas de hacer clínica en el manicomio mientras tanto.

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