por Ariel Antar Lerner

Obedeciendo el deseo de trabajar en un hospital público, JovenPsi rindió el examen multiple choice para la residencia de Psicología Clínica, aspirando a quedar en un puesto rentado como residente. Como no logró quedar entre los primeros 40 del ranking, decidió entonces tomar la concurrencia que obtuvo, y se convirtió en Concurrente.

Concurrente trabaja –ad honorem– en un servicio de un Hospital público Neuropsiquiátrico donde se atienden pacientes ambulatorios. Las paredes descascaradas, vidrios rotos, en invierno mucho frío, en verano mucho calor; falta jabón, biromes, papel, a veces lavandina; las puertas de los consultorios se abren cada cinco minutos para evacuar dudas de pacientes desorientados; las paredes, que no llegan hasta el techo, obligan a escuchar las historias del de al lado; el baño quizá hoy sin agua, la puerta sin traba. Los enfermeros y los médicos escasean, la demanda de atención excede y desborda a todos los trabajadores. Se atiende a gente sin recursos, humilde, pobre o indigente, que viene de lejos, que espera horas para el primer turno, y meses –si tiene suerte– para tener una entrevista de admisión. Hay cinco médicos rentados para cuatro mil pacientes. Sí: cinco médicos rentados para cuatro mil pacientes…

En el servicio, Concurrente atiende pacientes en terapia individual y participa también como co-terapeuta coordinando varios grupos terapéuticos. Cada tanto, mientras atiende, preguntas de su examen de residencia revolotean en el consultorio, recordándole que para el sistema de evaluación responder correctamente una pregunta tenía más que ver con recordar una palabra exacta dentro del mar bibliográfico que con comprender, deducir, intuir, deliberar, argumentar o cualquier otra cualidad del pensamiento clínico:

Según plantean De Lellis, M. y colaboradores, ¿a qué problemas vino a responder la ley de “Creación de Hospitales y Asilos Regionales” promulgada el 28 de Julio de 1906?

a) La inmigración y los trastornos mentales.

b) La indigencia y la marginalidad.

c) La pobreza y la inmigración.

d) Vulnerabilidad y trastornos mentales.

6:30am, suena el despertador. Concurrente se levanta para ducharse, tomar algo y viajar al hospital. Concurrente a veces se pregunta por qué va a trabajar gratis al hospital. Un día se contesta: porque aprendo mucho.

Cuando Concurrente atiende a ese paciente en terapia individual, a veces tiembla. El paciente parece hecho de cristal. Una palabra demasiado fuerte puede quebrarlo. Una vez, cuando recordó su primera crisis (una fuerza divina se había apoderado de él y empezó a correr, a doblar las piernas, a tirarse al piso, a darse la cabeza contra la pared), comenzó en sesión a agitarse, después a sacudirse y sacudirse cada vez más, como un lavarropas que no paraba. Cuando el arrebato acabó, el paciente le dijo: “Me eligieron. No sé si me vas a entender. Es muy grosso lo que me pasa, muy grosso”.

Dice Marcelo Percia que escuchar es entrar en un tembladeral.

Hay delirios que dan risa. Explicaciones bizarras, rebuscadas, absurdas, inverosímiles.

Hay alucinaciones que dan escozor de sólo escucharlas.

Hay decires que transmiten la desolación.

Cuando se sufre en condiciones de pobreza, de destrato, de destejido social, a veces parece que ya no queda nada.

Concurrente se armó un botiquín de frases, propias y ajenas, hilitos de donde agarrarse antes de bajarse del bondi en el hospital. Una frase del botiquín: obrar desde el impoder es renunciar a la omnipotencia y a la impotencia. Si impotencia es orgullo herido que pretende todo, impoder es potencia de lo limitado, es un no poder hacer nada que libera potencias de lo clínico.

La joven se sumó al grupo por primera vez. Nunca había hecho terapia, se siente un poco perdida. Vino porque empezó a escuchar que la cortina del local donde trabaja le decía cosas y una médica la derivó al hospital; llora y les pregunta a los psicólogos qué le pasa.

Según Kraepelin señala en el texto “La Demencia precoz”, ¿cuál es el tipo de alucinaciones auditivas más frecuente en la demencia precoz?

a) Las alucinaciones auditivas de comando.

b) Las alucinaciones auditivas sobre los propios pensamientos.

c) Las pseudoalucinaciones auditivas.

d) Las alucinaciones auditivas megalómanas.

Concurrente anota: cuántas, pero cuántas texturas, superficies, matices y profundidad que tiene el malestar. Nadie sabe –tampoco– lo que puede sufrir un cuerpo.

Como terapeuta en el hospital, Concurrente dio cuatro abrazos. Con cada abrazo le acudieron voces de teorías que lo felicitaban y de teorías que lo criticaban. Algunos pensamientos que lo surcaron mientras abrazaba: “No sé qué hacer”. “Ojalá que no se brote”. “No sé qué decirte, ni cómo ayudarte”. El abrazo como último recurso (no siempre eficaz) cuando la palabra no alcanza. También como experiencia de compartir el peso de lo que un solo cuerpo no soporta.

Fragmento de una sesión de terapia grupal:

– El otro día vine a la Guardia porque sentía que la mente me sangraba.

– Pero, ¿te sangraba?

– No, por dentro. Era algo psicológico.

– ¿Alguien más tiene una sensación rara en el cuerpo?

Yo siento lombrices en la espalda.

– Yo antes tenía vibraciones en el cerebro, cada vez que tenía que hablarle a otros.

– Cuando yo dejé de tomar la medicación escuché voces, el televisor era mi enemigo, me hablaba, y la voz de mi tío me decía que lo rompiera y lo rompí.

– Yo, cuando las voces me hacen pensar mucho, las puteo y se van.

Una paciente no tiene casi dinero. Vive de mantera vendiendo pulseras. Hace poco la Policía Metropolitana echó a todos los manteros y se quedó sin trabajo, su única actividad. Vive en una pensión. Cuenta que cuando la abandonó su familia se sintió como una ramita flotando en medio del océano. Dice que el problema de la sociedad es que vivimos en la Matrix, y que está ganando la Inteligencia Artificial; el Hombre se está dejando chupar por la tecnología, convirtiéndose en Humanoide. Ella no tiene ambiciones, quiere trabajar para ganarse el pan y nada más, no quiere ganar más de $500. No sabe por qué, pero cuando viene al hospital le hace bien. Dice que el grupo terapéutico “es un oasis en medio del desierto”.

Siguiendo al DSM IV, ¿cuál es el criterio principal (criterio A) que se plantea para diagnosticar el Trastorno Esquizoafectivo durante un período continuo de enfermedad?

a) La presencia de ideas delirantes, alucinaciones y lenguaje desorganizado (criterio A para Esquizofrenia) con duración menor de 1 mes.

b) La presencia de conducta, apariencia e ideación excéntricas y contenidos perceptivos inusuales durante al menos 2 semanas.

c) La presencia de un episodio depresivo mayor, maníaco mixto, simultáneamente con síntomas que cumplen criterio A para Esquizofrenia.

d) La presencia de síntomas de disfunción social y laboral (criterio B para Esquizofrenia), junto a un componente depresivo intenso.

6:30am, suena el despertador. Concurrente se levanta para ducharse, tomar algo y viajar al hospital. Concurrente a veces se pregunta por qué va a trabajar gratis al hospital. Un día se contesta: para hacer chapa.

Reunión de equipo: una psicóloga rentada, dos residentes, dos concurrentes, dos becarias y cuatro visitantes. El diálogo es una vorágine de palabras que pugnan por expresarse todas en apenas una hora y media.

– Tuve que acompañarla a la Guardia, estaba muy mal… ¡Y yo me moría de angustia!

– ¡Qué bien que te quedan esas botas! ¿Dónde las compraste?

– Este paciente está cronificado, hace años que gira en torno a lo mismo, ya no sé qué hacer…

– ¿Qué fecha quedamos para la supervisión? ¿Todos pueden el jueves?

– De ahora en más la primera hoja de la historia clínica va a estar foliada, por orden judicial.

– Vienen faltando mucho los pacientes del grupo, ¿qué andará pasando?

– Ya vengo, voy a buscarme un café que no doy más.

Para Concurrente, si la clínica es un oficio solitario, el Equipo es un sostén necesario, un abrazo imprescindible, una colaboración tan ficticia como eficaz que funciona como cuerpo colectivo sin el cual no sería posible el trabajo con personas cuyas vidas han sido saqueadas por las psicosis.

Concurrente abre con llave el consultorio del grupo de las 8:30. Mientras tanto, en la sala de espera, el paciente al que le dijeron que Macri sacó una tarjeta amarilla que te da derecho a tener sexo dos veces por semana se saluda con el paciente que se quedó casi sordo después de tantos años de escuchar la radio a la noche a todo volumen para tapar el murmullo de sus voces. Enfrente y sentada en el banco, cabecea de sueño la paciente que tiene miedo de morirse a la misma edad que se murió su mamá. A su lado, mira fijo al piso el paciente que vive en una villa en una habitación con techo de chapa que gotea. De brazos cruzados y apoyada en la pared habla sola la paciente que todos los días va un rato a la plaza y vuelve a su casa.

Se hace la hora, Doctor le pide a Concurrente que vaya empezando solo el grupo, que por una reunión urgente se sumará más tarde. Las sillas en ronda se van ocupando. Concurrente pregunta qué tal, cómo están. El del techo de chapa cuenta que por la tormenta del otro día se le mojó el colchón y que ahora hay ratas, y que la vecina le dijo que su marido lo va a ayudar con el techo porque así, como él, no viven ni los perros. El de la tarjeta amarilla comenta que sólo come arroz porque no tiene plata para otra cosa. La que va a la plaza todos los días dice que come únicamente milanesa porque es lo único que le gusta y se la hace su mamá. La que tiene miedo de morirse a la misma edad que su mamá cuenta que el fin de semana hubo un tiroteo en la cuadra de su casa. El que está casi sordo contesta gritando que él está BIEN.

Una frase del botiquín: estar en diálogo analítico es probar estar disuelto. Es estar plenamente presente. Escuchante en las voces de otro.

Antes de empezar con el próximo grupo terapéutico, Concurrente va a hacerse un té a la sala de estar de los profesionales. Dejaron la puerta sin llave, entra un paciente internado y va directo a servirse un café. Cuando un profesional lo increpa, el paciente se defiende primero alzando la voz, después gritando: “¡Soy Médico Matriculado! ¡Yo soy Médico Matriculado!”. Se toma el café de un trago, deja el vaso y se va como vino.

Según destaca Clavreul en “El Orden médico”, ¿cómo queda posicionado el enfermo respecto del discurso médico?

a) Como alguien que demanda.

b) Como alguien que padece.

c) Como un sujeto informante.

d) Como un indicador de signos.

La psicóloga está atendiendo cuando un paciente internado entra al consultorio y profiere: “Les doy un plazo máximo de diez días para que me devuelvan el otro guante, el encendedor y el monedero con diez pesos”.

Está por empezar la sesión del grupo multifamiliar, un grupo abierto de pacientes y familiares. Concurrente a veces tirita antes de entrar al consultorio. ¿Quiénes vendrán hoy? El delirante cósmico que no escucha, el hijo que se alcoholiza con su madre apabullante, el que se identifica con todos acompañado por su padre indiferente, el cuarentón que nunca pudo dejar de ser niño, el que olía nafta con su hermana, el que persiguió a los primos con un martillo, el que siempre dice que prefiere ser cola de león que cabeza de ratón.

Una frase del botiquín: coordinar un grupo es dejarse incoordinar por un no todos que conjuga tensiones, diferencias y simpatías. Coordinar un no todos es dejarse incomodar. No todos es el principio de la no uniformidad, de la no homogeneización”.

6:30am, suena el despertador. Concurrente se levanta para ducharse, tomar algo y viajar al hospital. Concurrente a veces se pregunta por qué va a trabajar gratis al hospital. Un día se contesta: ¡ad honorem! (por el honor…)

Lacaniano es un psicoanalista renombrado que eligió el equipo para supervisar casos clínicos. El equipo viaja mensualmente a su consultorio en Palermo. Lacaniano se regodea en el dinero que ganó en el Borda trabajando dos o tres horas por día durante cuarenta años. Se deleita en la jubilación que le dio, cuenta que le permitió viajar por el mundo y explica que todos gozamos por tener los bolsillos llenos de billetes. Le encanta la guita y se encarga de transmitirlo, aunque no cobra por las supervisiones. Lacaniano piensa que en el consultorio privado un paciente puede llegar a estar, si así lo requiere, cinco, veinte o treinta años, pero en el hospital no; como máximo dos años. Concurrente se pregunta: ¿la cronificación de un paciente en el consultorio no se problematiza porque es guita? ¿Un criterio elitista donde sólo el que tiene dinero puede analizarse el tiempo que sea necesario? Lacaniano habla de la atención de los pacientes del hospital con entusiasmo: “escúchenlo al paciente como si estuviera en el ámbito privado”, “aunque sea de clase baja, habla del objeto a”, “¡ellos también tienen inconsciente!”.

En una investigación sobre la inserción laboral de los egresados del Sistema de Residencias de la CABA de los últimos 5 años cuya hipótesis es que la mayoría de los egresados de los últimos 5 años se han insertado laboralmente en el sector privado, con una modalidad contractual precaria y poco remunerada. La variable “modalidad contractual” fue operacionalizada como: estable y bien remunerada; estable y poco remunerada; precaria y bien remunerada, y precaria y poco remunerada. Según la conceptualización de Pineda, Alvarado y Canles, ¿qué escala de medición de variables subyace a dicha formulación?

a) De intervalo.

b) De Razón.

c) Ordinal.

d) Nominal.

Concurrente cruza el hospital hasta el fondo y pasa por unos bancos. Un paciente lo saluda, lo llama y le da un papelito con su nombre y un celular. “Llamame a la noche, que no ando bien y quiero hablar. Llamame. Llamame. Que me gusta tener amigos”.

De acuerdo a lo planteado por Kaplan, Sadock y Greb, ¿en qué consiste el pensamiento de los pacientes deprimidos?

a) En rumiaciones no delirantes sobre pérdidas, culpa, suicidio y muerte.

b) En ideas de desesperanza.

c) En pensamientos enraizados en la vivencia de dolor moral.

d) En ideas delirantes de pérdida y ruina.

6:30am, suena el despertador. Concurrente se levanta para ducharse, tomar algo y viajar al hospital. Concurrente a veces se pregunta por qué va a trabajar gratis al hospital. Un día se contesta: porque este trabajo comunitario en lo público me mueve, me entusiasma.

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One thought on “Concurrente

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