por Carolina Nicora

Una imagen se puede crear y sentir, aceptar o rechazar, pero no se puede comprender en un sentido racional, requiere tiempo, paciencia, maceración.

La imagen, escuche decirle a Gustavo Fontán, nunca es el territorio exclusivamente de lo visible: la imagen siempre – en la medida que conversa su capacidad poética – contiene la tension entre lo visible y lo invisible.

Contiene y sugiere, presencia y ausencia. Las imagenes viajan sin epigrafes que intenten resolver el misterio de un trabajo de espíritu incierto.

Barrio-escuela de Zavaleta, octubre de 2016.

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