Torbellino (de ideas)

Un huracán recorre la escuela -se llama Bruno…-. ¿Destruye, su agite, o moviliza? La normalización de los díscolos era tarea esencial del paradigma disciplinario; aunque la sombra disciplinar aún tiñe la escolaridad, proliferan situaciones donde “los díscolos” son tomados más bien como oportunidad para que la escuela explore ella misma sus posibles formas no normales.
1. ¿Surrealismo?1

Bruno entra abruptamente al aula de primer grado, corre alrededor, se sube a una mesa y grita “¡Yo soy el rey!”. Tras él, y casi tan atropelladamente, una maestra entra e intenta bajarlo entre gritos y ademanes. Él, desafiando desde una posición inalcanzable; ella, entre la frustración y la cólera. Mientras tanto, alrededor de ellos, los chicos sentados en sus mesas, y el maestro de pie cerca del pizarrón, los miran atónitos, descolocados por lo que (casi de manera surrealista, hay que estar ahí para verlo!) está pasando. La escena se desarrolla de pronto con velocidad, y en un esfuerzo por bajarlo, Bruno se le escurre, y vuelve a salir corriendo, esta vez rumbo al pasillo y con el mismo grito triunfal.

Así se siente Bruno en esos momentos, un Rey a quien el mundo le parece un espacio donde hacer, lisa y llanamente, lo que se le canta, cuando se le canta. ¿Y por qué digo esos momentos? Porque se repiten a diario, y en diferentes momentos del día, escenas más o menos parecidas a ésta, donde se ponen en juego lucha de poderes, violencia, gritos, corridas y escapes.

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Notas   [ + ]

1.